Como misioneros estamos claros que hay Uno que pelea por nosotros y nos da la victoria, Jesucristo, mas hay una guerra que debemos pelear, que no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12), y como parte de su ejercito en la tierra Él nos ha equipado para la misma. Tenemos mucho territorio, es decir, muchas naciones (etnias) que conquistar para el Rey Jesús. Vamos a recordar o afianzar nuestras armas para dar en el blanco
GUERRA ESPIRITUAL EN LAS MISIONES
Deberemos entender con toda claridad que estamos en una
batalla espiritual. Rescatar las almas para Cristo es atacar directamente a
Satanás quien se ha apoderado de las almas, las cuales no le pertenecen
(Mateo13:38) por esto el reacciona como un perro hambriento cuando le quitan el
hueso.
La Biblia nos presenta algunos aspectos de esta batalla:
a) Colosenses 1:1,3 dice: Dios nos ha liberado de la
potestad de las tinieblas.
b) Hechos 26:16-18: Aquí el apóstol Pablo da testimonio de
su salvación y su llamado misionero para que a su vez conduzca a las almas a la
luz de Cristo y la libre de la potestad de Satanás.
Por lo tanto el trabajo de la evangelización y la oración es
una batalla que arranca vida de las manos de Satanás y las traslada a las manos
de Cristo.
Nuestra Posición
Para poder comenzar esta batalla debemos saber cual es
nuestra posición espiritual, para tener valor de enfrentarnos al enemigo,
cuando la persona se siente incapaz e impotente para esta lucha debe entender
que Efesios 1:19-22 dice:
a) Que Cristo es quien domina todas las cosas y también a
Satanás, aunque el ruge y atemoriza, ya no puede hacer nada porque Cristo tiene
el control sobre Satanás, cuando usted confía en él.
b) Que el poder de Dios resucitó a Cristo y lo sentó a su
derecha en los lugares Celestiales, sobre todo principado, autoridad, poder
señorío, sobre todo nombre y sometió todas las cosas bajo sus pies y lo dio por
cabeza sobre todas las cosas a la iglesia. Nosotros también resucitamos y
estamos sentados en lugares celestiales en Cristo; el cual nos ha colocado
encima de todo dominio, principado y potestad. (Marcos 16:17; ¡Aleluya!. Esta
es la posición del cristianismo.
La Armadura del Cristianismo (Efesios 6: 10-20)
Armadura: Conjunto de armas de hierro que vestían los que
iban a combatir.
No es física la lucha, sino espiritual, no es por el mucho
gritar que se expulsan los demonios, no es por la repetición de frases; nos
encontraremos listos para la batalla si nos vestimos con la armadura de Dios.
a) Ceñidos vuestros lomos con la verdad (V 14). Cristo es la
verdad y para enfrentarnos a Satanás debemos estar afirmados a la verdad.
b) La coraza de justicia (V 14). (Coraza: armadura que
protege el pecho y la espalda). Es convicción de que ya estamos justificados
del pecado, por la fe en el sacrificio de Cristo. (Romanos 5:1; 8:1).
c) Calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz
(V 15) (esto indica nuestro avance contra el enemigo). Cuando predicamos el
evangelio avanzamos en los campos de la batalla, rescatamos vidas de las garras
de Satanás.
d) Tomad el escudo de la fe (V 16). El enemigo está siempre
lanzando dardos contra los creyentes, acusaciones, tentaciones y sólo podemos
combatirla mediante la fe.
e) Tomad el yelmo de la salvación (V 17) (Yelmo: parte de la
armadura antigua que cubría toda la cabeza). La salvación es como un yelmo que
protege la parte más importante de nuestro cuerpo. Uno de los ataques más
frecuentes de Satanás es poner en duda la salvación del creyente, cuando esto
ocurra debemos acordarnos del sacrificio de Cristo hecho por nosotros y las
hermosas promesas de salvación dadas por el Señor a sus fieles seguidores.
f) Tomad la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios
(V 17). El apóstol Pablo presenta el arma más ofensiva, la espada como Palabra
de Dios. Golpeamos al enemigo con la Palabra de Dios , el enemigo es poder de
mentira y la Palabra de Dios es verdad que siempre prevalece sobre la mentira,
en Mateo 4, Jesús usó como una arma poderosa, la Palabra y de esta manera lo
venció todas las veces. Por esta razón el creyente debe conocerle para poder
golpear al enemigo. Y por último el apóstol muestra como usar esa armadura; es
decir, con toda oración y súplica, sin oración es imposible realizar la obra de
Dios, usted no logrará nada vistiéndose de la armadura sin saber usarla,
necesitamos una vida de más oración porque mediante ella se manifiesta el poder
de la voluntad de Dios y las necesidades de nuestro prójimo y así obtenemos la
más grande victoria al predicar el evangelio, Satanás tiembla cuando ve un
cristiano de rodillas orando,
Nuestra Estrategia
a) Derribar las puertas del infierno (Mateo 16:18). El trabajo
de Dios en la restauración de la humanidad empieza con el ataque al infierno.
La iglesia es el instrumento de Dios para atacar el infierno y el primer paso
para derribar las puertas del infierno, entrar, sacar las vidas del dominio de
Satanás y llevarlas a la mano de Cristo. Las puertas del infierno no resisten
el poder de Cristo manifestado por medio de la iglesia. ¡Aleluya!
b) Por la autoridad de nuestra posición en Cristo, por la
Palabra de Dios, por el nombre de Jesucristo, podemos atacar a Satanás y a los
espíritus malignos, sólo podemos atarlo para realizar la obra de Dios, no para
impedir la obra de este en el mundo, Dios al fina lo hará, lo atamos y le
quitamos las vidas de sus manos si estamos sobre todo dominio y tenemos
autoridad espiritual sobre este imperio.
c) Quitarle los bienes (Marcos 3:27). Después de atar al
hombre fuerte hay que saquearle sus bienes; estas son las vidas que tienen bajo
su dominio, hay que rescatarles y elevárselas a Cristo. Esto es un trabajo
espiritual. No es convenciéndoles de que las doctrinas bíblicas son ciertas
solamente y aquí en Cristo hay salvación, la salvación consiste en quitar las
vidas de las garras de Satanás y llevarles al reino de Dios, por eso debemos
amarrar a Satanás y saquearles sus bienes.
d) Proteger los bienes saqueados. Para proteger estas vidas
las podemos hacer de tres maneras:
· Haciendo los discípulos, enseñándoles la Palabra
teóricamente y práctica.
· Resistiendo a Satanás (Santiago 1:7) y para esto se
necesita completa obediencia al Espíritu Santo de Dios.
· No dando lugar al diablo (Efesios 4:27) él se parece como
ángel de la luz.
Adicionales por Monserratt Gonzalez