En la imagén podemos ver el rio Orinoco el más grande de Venezuela y el cuarto en America del Sur. Durante mucho tiempo lo he cruzado para atender a algunos niños en Caicara del Orinoco (Estado Bolivar); llegué hacerlo un día por semana. Esa lancha era rápida... Salía de CEMFI Los Llanos (Estado Guárico) muy temprano luego me embarcaba y llegaba a ese pueblo, hacia toda la labor incluyendo formación de los amigos de Jesucristo... y retornaba en la tarde. Pero en este ir y venir, si bien es cierto que gozaba de lo que hacia con esos niños y sus padres, no disfrutaba en lo profundo y en detalles lo que representaba aquella belleza natural... solo era una manera de trasladarme al sitio donde iba... hasta que una tarde el Señor me hizo ver que era más que un medio y una vía de transporte. Era su amor manifestado en este hermoso río y capturé esta foto de ese momento. Les hago esta introducción porque leyendo la Biblia me pasó algo parecido con un salmo.
Ahora pregunto ¿Cuántos hemos leído el Salmo 91? En mi caso muchas veces y me atrevería a responder esa pregunta por ustedes, con el debido respeto, pienso que en este tiempo; la gran mayoría, por no decir todos, lo hemos leído y lo leemos. Este es tan rico en
palabras poderosas, que pueden ser
declaradas en medio de situaciones difíciles, y vivir el cumplimiento de
esas promesas; per se es considerado
un salmo de protección. Pero les digo
algo amados… va mucho más allá… Un día en la lectura del mismo, de repente sentí algo que hizo que me detuviese en lo escrito en los versículos 14 al 16;
“Por cuanto en mí ha puesto su amor,
Yo también lo libraré; le pondré en
alto,
por cuanto ha conocido mi nombre
Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
Lo saciaré de larga vida, y
haré que vea mi salvación”.
¡Santo Padre! Por primera vez, pude ver la
gran magnitud de esa promesa, que
además de prometer protección, incluye honra y fidelidad de Dios
para con nosotros… esto me tocó en lo
más profundo; es aquí donde nuestro Señor da por sentado que hemos puesto nuestro amor en Él y,
hemos conocido su Nombre. Entonces desde esas premisas, establece esa
magnífica promesa, por siempre, y
lo hace en un accionar con el número perfecto (7), para ponerle su
sello, es decir, a través de siete verbos: libraré, pondré, responderé, estaré,
glorificaré, saciaré y haré. Aquí librar es
protección; poner y glorificar
es honra y por último, responder, estar,
saciar y hacer es fidelidad. ¡Aleluyaaaa! ¡Que poderoso!
Esto no solo nos blinda ante cualquier adversidad,
sino que en la humildad de reconocer la magnificencia de nuestro Señor, de su
Santo Nombre somos colocados en el sitial que nos corresponde por Jesucristo y lo tercero, estará con cada uno
de nosotros en todo momento. Solo debemos mantenerle como el centro de nuestro amor (Deuteronomio 6:5;
Mateo22:37), tener presente el conocimiento
de su Nombre (Filipenses 2:9) y nos
gozaremos día tras día en su cumplimiento.
¡Gracias mi Señor!
Amen Aleluya, gloria a Dios por su amor y su eterna fidelidad. Te amamos Señor rey eterno, porque haz hecho eterna tu fidelidad para con nosotros. Aquel que habita a los pies del ALTISIMO morará siempre bajo la sombra (amor, cuidado, protección, dirección, fidelidad etc.... del gran YO SOY. Amen Aleluya.
ResponderEliminarA ti sea la gloria Señor.....
ResponderEliminarAsí es al sea la gloria. y Gracias por su fidelidad
ResponderEliminar