ALGO QUE ABRE PUERTAS...

Amados y amadas  saben hubo un sonar de campanas cuando se activó en mí,  la llave que abre puertas... esa es la DEPENDENCIA DE DIOS. En otras entrega les he escrito acerca de lo determinante que ha sido en mi vida vivirla.  Revelación dada por el Espíritu Santo a través del Salmo 127:1-2, si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño. Se preguntaran ¿como lo hago? Muchas veces me decía  que era dependiente de Dios pero en mi quehacer diario o en mi diario vivir, aún como cristiana,  lo que mostraba en el reaccionar antes las situaciones y/o tribulaciones era una total independencia de nuestro Señor Jesucristo... ese reaccionar al final sólo me conducía  al desasosiego, a la desesperanza, al desanimo y por supuesto, al cansancio, etc., y un sin sentido en todas las áreas de mi ser. Entonces, cuando me fue revelado empece a experimentar la verdadera dependencia de Cristo, pude notarlo porque accionaba  en vez de reaccionar como lo hacía antes, inicio el fluir de las cosas que estaban estancadas, se activaron las bendiciones siendo una realidad manifiesta en mi vida. Ahora bien, esto fue lo que me hizo entrar en esa nueva dimensión: 1. Reconocer. En el mismo instante que dije ya no puedo con esto, me canse, no aguanto más. reconocí, verdaderamente, la grandeza y el poderío de Dios; no es con ejercito, ni con fuerza sino con el Espíritu Santo (Zacarías 4:6). 2. Renunciar. Como vimos en una de las entradas anteriores hubo actitudes que me impedían... la entrega a una verdadera dependencia, estás son: Autosuficiencia, terquedad, victimismo... a las mismas tuve que renunciar; así como a lo que no era de Dios en mí. 3. Soltar. A veces cargamos muchas cosas por querer resolver o hacer, siendo sabios en nuestra propia opinión, entonces llega un momento que casi estamos doblados... aprendí a soltar, a echar mis cargas sobre Dios y el me sustenta y sustentará (salmo 55:22). Además, nuestro Señor Jesucristo está con los brazos abiertos para que todos los que estemos trabajados y cansados, nos acerquemos a Él... y nos hará descansar (Mateo 11:28). 4. Confiar. Los que confían en Dios son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre (Salmo 125:1); ... Bienaventurados los que en Él confían(Salmo 2:12b). 5. Agradecer. Todo lo que hagas sea de palabra o de hecho, hazlo todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias al Padre por medio de Él (Colosenses 3:17) y, además es la voluntad de Dios que demos gracias en todo (1 Tesalonicenses 5:18). 6. Alabar. Alabe a Jehová... alabe a nuestro Señor Jesucristo...  como dice el Salmo 150:6 Todo lo que respire alabe a Dios, Aleluya.
Les amo en Cristo